Un desayuno con productos naturales nos carga las pilas y ayuda a protegernos contra los radicales libres.
Por: María Jesús Gil
La primera comida del día supone una carga revitalizante para la mañana y un almacén de antioxidantes para luchar contra los radicales libres. Un antioxidante es una sustancia capaz de neutralizar la acción oxidante de los radicales libres.
El problema para la salud se produce cuando el organismo tiene que soportar un exceso de radicales libres, producidos por contaminantes externos que aceleran el envejecimiento y degeneración de las células. Esto se combate con el consumo de antioxidantes naturales. Los radicales libres no son intrínsecamente malos. De hecho, nuestro propio cuerpo los fabrica para luchar contra bacterias y virus, y posteriormente son neutralizados por nuestro propio sistema. Actúan constantemente en nuestro cuerpo y son necesarios para la salud, pero el proceso debe ser controlado con una adecuada protección antioxidante.
Recomiendan los expertos en nutrición que se hagan tres comidas importantes al día y dos tentempiés, a media mañana y a media tarde. Aconsejan que en el desayuno se tome la tercera parte de las calorías que se van a ingerir en la jornada.
El desayuno debe mantener un equilibrio de nutrientes que, sin ser pesados, garanticen el combustible que necesitan el músculo y el cerebro.
Faro: el País
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