Hay que saber intercalar actividades de mayor y menor complejidad.
Unas personas realizan las actividades más complejas primero (los occidentales); otros realizan primero las más simples (Los orientales); otros buscan las actividades llamadas cuello de botella.
Lo importante es conocerse y saber los períodos de mayor energía, trabajar al 100% durante todo el día no es posible.
A veces trabajamos como si fuésemos unas máquinas de rendimiento constante.
actuamos como si cualquier momento del día fuera bueno para cualquier actividad. Pero ni nuestro organismo ni nuestra mente tienen un rendimiento uniforme. Tenemos horas altas y otras que no lo son tanto.
Saber cuando rendimos más nos ayuda a ordenar nuestras actividades, a evitar los errores y las perdidas de tiempo.
Si utilizamos nuestras mejores horas para realizar aquellas tareas que son más importantes, más complejas y que requieren más atención, nuestra productividad aumentará de manera ostensible. Hacemos más y los resultados son mejores.
En la programación diaria, el correo, las lecturas profesionales, las llamadas telefónicas e incluso el despacho con colaboradores más próximos, pueden intercalarse con actividades que implican mayor tensión y esfuerzo intelectual.
Permitiran atender mejor a unas y a otras, alternar diferentes grados de tensión y de relativo aburrimiento.
Lo que si es importante es destinar un espacio de tiempo al día, donde no atiendas llamadas, ni visitas ni hablar con nadie... Sí literalmente aislarse para evitar interrupciones
Si no tienes una persona que filtre las llamadas y las visitas, deja que el contestador automatico haga su trabajo y cierra la puerta de tu despacho o de tu sitio especial
Durante una hora tranquilo se hace el trabajo de tres horas normales repletas de interrupciones e imprevistos, aunque no seas tan productivo a la mañana hazlo a primera hora que es cuando previsiblemente hay menos interrupciones, en caso de ser más productivo a la tarde noche hazlo a última hora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario