Las personas más eficaces combinan dos cualidades: foco y
energía.
El foco hace que nada los distraiga de la búsqueda de su
objetivo.
La energía los impulsa a realizar el esfuerzo necesario para
asumir las cargas de trabajo adicionales y cumplir con los plazos.
Al colocar las dos características en una matriz
foco-energía, surgen cuatro tipos de conductas gerenciales:
Dilación, propia de quienes carecen de foco y de energía;
Desmotivación (foco alto, con un bajo nivel de energía);
Ansiedad (gente energética, pero desenfocada), y
Determinación (cualidad de quienes muestran altos valores de
foco y energía).
Fueron las conclusiones de un estudio que duró 10 años observando
la conducta de líderes atareados de un grupo de grandes compañías, entre ellas
Sony, LG Electronics y Lufthansa, y descubrieron que el 90 por ciento
despilfarra su tiempo en todo tipo de actividades inútiles y que sólo el 10 por
ciento lo emplea de manera sensata y confiable.
la conclusión de que los más eficaces combinan dos
cualidades: foco y energía.
Foco significa atención concentrada, capacidad de orientarse
hacia una meta y de no descansar hasta alcanzarla.
Las personas con buen foco no se sienten obligados a
responder automáticamente a todas las cuestiones que se les cruzan en el
camino, pues prefieren que nada los distraiga de la búsqueda de sus objetivos.
Saben qué quieren lograr, y sopesan cuidadosamente sus opciones antes de
decidir el curso de acción. Y, como se comprometen sólo con uno o dos proyectos
clave, les dedican toda su atención.
a segunda característica es la energía, es decir el vigor
alimentado por un intenso compromiso personal. La energía es lo que impulsa a las
personas a realizar el esfuerzo necesario para enfrentar las cargas de trabajo
adicionales y cumplir con los plazos.
Según los autores si bien el foco y la energía son rasgos
positivos, ninguno de los dos alcanza, por sí solo, para generar el tipo de
actitud resuelta que las personas necesitan.
El foco sin energía da lugar a una ejecución apática y consumida.
La energía sin foco se disipa en una ocupación sin un
propósito claro o, en su forma más destructiva, en una serie de fracasos
inútiles. Se descubrió que, si se colocaba las dos características en una
matriz, podrían ofrecer una estructura útil para diagnosticar las causas de la
actividad improductiva y encontrar las fuentes de la acción decidida y
resuelta.
El gráfico titulado "Matriz foco-energía"
identifica cuatro tipos de conducta:
Desmotivación,
Dilación,
Ansiedad y
Determinación.
La conclusiones señalaban que esos
comportamientos reconocen causas internas y externas.
Algunas personas nacen con altos
niveles de energía, mientras que otras son, por naturaleza, más reflexivas.
Pero es importante no pasar por alto el contexto personal de estas conductas.
Algunas personas se desarrollan la cultura de vivir "apagando
incendios"; otras engendran conductas cínicas y, consecuentemente, bajo
nivel de compromiso.
Los dilatadores
Aproximadamente el 30 por
ciento de las personas, carece tanto de foco como de energía. Los denominamos
dilatadores. Si bien cumplen con esmero las tareas rutinarias —asistir a
reuniones, escribir memos, realizar llamadas telefónicas, etcétera—, fallan a
la hora de tomar la iniciativa, mejorar el nivel de desempeño o comprometerse
con la estrategia. Algunos dudan, como Hamlet, hasta que la ventana de
oportunidades de un proyecto se ha cerrado.
Los desmotivados
Un 20 por ciento de las
personas pertenece a la categoría de los desmotivados: su foco es alto, pero
tienen un bajo nivel de energía. Algunos están sencillamente agotados y carecen
de recursos internos para recuperar el vigor. Otros sienten que no pueden
comprometerse con tareas que les significan muy poco. Los gerentes desmotivados
plantean fuertes reservas sobre el trabajo que se les solicita, y lo abordan
con indiferencia.
Muchos practican una forma
de negación que llamamos "evasión defensiva". En vez de reconocer la
existencia de un problema y tomar medidas para subsanarlo, se autoconvencen de
que el problema no existe.
Los ansiosos
El grupo más numeroso de personas
—más del 40 por ciento integra la categoría de los ansiosos. Son aquellos
individuos bien intencionados, con alta energía pero desenfocados, que
confunden movimiento frenético con acción constructiva. Cuando están bajo
presión, sienten la necesidad de hacer algo, lo que fuere. Esto los hace tan
peligrosos como un elefante en un bazar.
Los que poseen
determinación
Alrededor del 10 por ciento
de los gerentes estudiados eran
altamente energéticos y su foco también era alto. Las personas que poseen
determinación no sólo hacen un esfuerzo mayor que los demás, sino que cumplen
más a menudo con las metas cruciales de largo plazo. Suelen conocerse más a sí
mismos que la mayoría de la gente. El hecho de tener en claro lo que se
proponen, combinado con una férrea voluntad, los ayuda a administrar bien su
tiempo.
Eligen sus objetivos —y sus batallas— con mucho mayor cuidado que los
demás.
Tomar decisiones meditadas
puede ser un proceso difícil e incluso doloroso.
Se puede evitar que evitemos
la energía o foco, o ambas cosas. Lo cual implica prestarle más atención a la
forma en que cada persona percibe el significado de su trabajo, en un sentido
amplio: cuáles son los desafíos que enfrenta y con qué margen de autonomía contamos.
Sólo puede lograrse con el compromiso, la implicación y la motivación .
Con una metáfora
sorprendente, el escritor francés y piloto en la Segunda Guerra Mundial,
Antoine de Saint-Exupéry, les indicó a su equipo el rumbo correcto:
"Si
quieren construir un barco, no les pidan a los hombres que vayan al bosque a
buscar madera, la corten y luego claven las tablas. En vez de hacer eso,
enséñenles a anhelar el mar".
Este "anhelo del mar" proviene, en
el caso de las personas, de dos fuentes: un desafío significativo y una
elección personal. Si combinamos el desafío y la elección con una intensa
sensación de urgencia, habremos avanzado mucho en la creación de una receta
para el éxito verdadero.
Fuente: Cuidado con el gerente ocupado, HBR
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