El líder en potencia se caracteriza por lo que se ha dado en
llamar el síndrome del logro, cuyas notas distintivas son:
- Aceptan retos razonables, ni muy fáciles ni muy difíciles.
Buscan metas con una probabilidad aceptable de ser conseguidas.
- No les interesa lo que es demasiado cómodo o imposible.
- Tienen una visión original de la realidad, que a veces es
discutida hasta que ellos la materializan.
- Buscan resultados a medio y largo plazo, no sólo a corto.
Los resultados a corto son medios para la consecución de los objetivos a largo
término.
- Tienen necesidad de indicadores que les den información
sobre si están, o no, consiguiendo los resultados programados.
- Les interesa modificar el entorno en el que se mueven. No
sólo los intereses personales. También buscan mejorar las condiciones de vida
de los que le rodean.
Este síndrome a todas luces positivo puede convertirse, si
se pierde la motivación trascendente, en síndrome de poder, que se caracteriza
por que el líder sólo se preocupa por sus intereses y deja de preocuparse por
el bien de los demás.
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