Mostrando entradas con la etiqueta estilos del hacer. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta estilos del hacer. Mostrar todas las entradas

domingo, 10 de febrero de 2013

Improvisar o reflexionar al hacer


Cuatro estilos del hacer

- los que improvisan
- los que reflexionan
- los que reflexionan / improvisan
- los que improvisan / reflexionan

¿Cual es el mejor? depende del momento, situación, objetivo, estilo del líder y el conjunto de estilos del grupo o equipo

Improvisar
Hacer algo de pronto, sin estudio ni preparación.(Rae)

Reflexionar
Considerar nueva o detenidamente algo (Rae)

En el siguiente articulo, desgranan las ventajas de la improvisación, particularmente considero que la improvisación debe ser positiva, transformarla en un fin puede ser contraproducente.


Por : Francesc Millares / El Pais Semanal

El cambio, la creación, los descubrimientos vitales, tienen como sustrato la espontaneidad. Los niños pequeños apren­­den con gran rapidez porque les está permitido jugar y experimentar. Al llegar a la edad adulta, nuestra progresión se ralentiza e incluso llegamos a sentirnos estancados. A fuerza de repetir los mismos hábitos y tareas se va estrechando nuestro margen para imaginar y romper moldes. Nos volvemos previsibles y conservadores. Preferimos encerrarnos en nuestra zona de confort al desafío de la reinvención.
Intelectualmente, muchas personas tienen la impresión de pasar dos tercios de su tiempo durmiendo, desde un punto de vista creativo. Sin embargo, ¿qué hacemos con el otro tercio a nuestra disposición?
“Los grandes improvisadores son como sacerdotes: solo piensan en su dios” (Stéphane Grappelli)  

Estamos tan acostumbrados a programar las horas y los días, a llenar cualquier espacio vacío, que la agenda se ha acabado apoderando de nuestro tiempo libre. Incluso el fin de se­­mana vamos a golpe de silbato. Y así pasamos la vida, dándole la espalda a la espontaneidad e incluso a la felicidad. Como apunta el ensayista Mario Satz, ríe más un bebé que un niño; un niño, que un adolescente, y un adolescente, que un adulto. ¿Será la menor ausencia de barrotes cotidianos lo que facilita la alegría? La buena noticia es que está en nuestra mano recuperar la libertad perdida. Como mínimo, en un tercio de nuestra vida....( El Arte de improvisar )



.