Aunque, como veremos luego, la dependencia ofrece algunas compensaciones, no cabe duda de que comporta muchas más desventajas. La persona dependiente, por ejemplo, casi nunca hace lo que desea. un comportamiento se define en función de los demás. Como se coloca siempre en la retaguardia, tiene que seguir las instrucciones de los que van delante de ella.
Su tendencia a seguir los pasos de figuras como las del padre/madre, cónyuge, jefe, etc., a ser siempre la sombra de otra persona, les impide adquirir la suficiente madurez para llegar a ser ellas mismas. El gran tributo que tienen que pagar a cambio se seguir bajo la protección de los demás es no poder vivir según sus propios deseos y expectativas. A la larga, la dependencia causa una gran frustración.
Detrás de la adicción a la dependencia, encontramos los siguientes razonamientos contraproducentes. La persona se autocompensa pensando: "Si dependo de los demás...
- No soy responsable de mi desarrollo personal
- No corro riesgos
- No tengo por qué cambiar
- Experimento una sensación de seguridad y protección
- No soy culpable de mis deficiencias
Existen varias buenas razones para dejar de depender de los demás. A continuación destacamos las más significativas. Piense en ellas.
- Dejar de hacer cosas que en realidad no deseamos hacer.
- Evitar influencias negativas de otras personas.
- Descargarse de la responsabilidad de hacer felices a los demás.
- Dejar de ser manipulado
- Dejar de ser demasiado vulnerable a los acontecimientos externos, ya que el bienestar lo encontramos dentro de nosotros y no fuera.
- Llevar una vida satisfactoria, porque una de las claves de la felicidad radica en la independencia de los seres humanos.
Puede que usted esté pensando: " De acuerdo, reconozco el mérito que tiene apostar por la independencia y las ventajas que ésta aporta, pero yo siempre he sido una persona dependiente y, si ahora dejo de serlo, la gente me rechazará".
La adición a la dependencia está íntimamente relacionada con la adicción a la aprobación, por eso usted piensa que si deja de vivir en función de los demás, le repudiarán. Pero esto no es así. En el trato con los demás, usted marca las normas. Si demuestra a la gente que pueden despreciarle, no dude en que lo harán, pero si les muestra que deben respetarle, tenga la seguridad de que lo que obtendrá será respeto. Curiosamente, las personas independientes son mucho más atractivas para los demás que las dependientes, así que si su preocupación es que dejen de aceptarlo, puede estar tranquilo; cuanto más independiente sea, más simpatías va a atraer. Le recordamos que: haga lo que haga, siempre habrá alguien que no esté de acuerdo con usted. ¡Decídase a romper cadenas!, nunca es demasiado tarde.
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