Es sencillo aplicar esta reflexión a cualquier ámbito, podríamos sustituir la palabra niños por personas, equipos, organizaciones, país, Mundo...
Los niños aprenden lo que viven
Si los niños conviven con las críticas, aprenden a condenar.
Si los niños conviven con la hostilidad, aprenden a pelear.
Si los niños conviven con el miedo, aprenden a ser cobardes.
Si los niños conviven con la compasión, aprenden a compadecerse de sí mismos.
Si los niños conviven con el ridículo, aprenden a ser tímidos.
Si los niños conviven con los celos, aprenden lo que es la envidia.
Si los niños conviven con la vergüenza, aprenden a sentirse culpables.
Si los niños conviven con la tolerancia, aprenden a ser pacientes.
Si los niños conviven con el estímulo, aprenden a estar seguros de sí.
Si los niños conviven con el elogio, aprenden a apreciar.
Si los niños conviven con la aprobación, aprenden a gustarse a sí mismos.
Sí los niños conviven con la aceptación, aprenden a encontrar amor en el mundo.
Si los niños conviven con el reconocimiento, aprenden a tener un objetivo.
Si los niños conviven con la generosidad, aprenden a ser generosos.
Si los niños conviven con la sinceridad y el equilibrio, aprenden lo que son la verdad y la
justicia.
Si los niños conviven con la seguridad, aprenden a tener fe en sí mismos y en quienes los rodean.
Si los niños conviven con la amistad, aprenden que el mundo es un bello lugar donde vivir.
Si los niños conviven con la serenidad, aprenden a tener paz mental.
¿Con qué están
conviviendo tus hijos o en tú empresa...?
Dorothy L. Nolte
Jack Canfield & Mark Victor Hansen Sopa de pollo para el
alma
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