"¿Qué es el tiempo?
Si nadie me lo pregunta lo sé; si me lo preguntan y quiero explicarlo, ya no lo sé". Así se expresaba San Agustín, el filósofo del siglo IV cuando comenzaba a abordar el problema del tiempo.
Aunque no sepamos definirlo, todos tenemos consciencia de él, todos vivenciamos su transcurrir, porque somos seres temporales, estamos hechos de tiempo.
Bergson, premio Nobel en 1940, distinguía entre:
-Un tiempo objetivo, que describe como falso, homogéneo y uniforme, es el que marca el reloj; y otro
-Un tiempo subjetivo, al que califica de verdadero y no uniforme, es el tiempo vivenciado.
Y en efecto, la vivencia del transcurso del tiempo no es en absoluto uniforme, como sí lo es la hora del reloj.
Todos podemos comprobar cómo hay horas que vuelan y otras que se nos hacen interminables. Cuando estamos inmersos en la cotidianidad de nuestros trabajos, estos se desarrollan en el mismo lugar y exigen de nuestra atención y concentración mantenida, las semanas pasan tan rápidamente que da vértigo. Una de las cosas que más me llamaba la atención en la época de estudiante era lo rápido que se pasaba el tiempo durante las prácticas de cualquier materia, entrabas a las ocho...y ya eran las tres.
También ahora me sorprendo de lo pronto que hierve la leche y se queman las tostadas cuando hago otras cosas al mismo tiempo, y lo que tardan cuando estoy exclusivamente en ello, a la espera y con prisas.
En el caso de las vacaciones las podemos hacer muy largas, si tenemos en cuenta algunas de estas cosas sobre la temporalidad. Si quieres tener no uno, sino dos meses de vacaciones, conviene salir del todo de lo cotidiano y llevar a cabo un ocio activo y diverso. Hay que evitar por todos los medios caer en la rutina y para ello hay que planear actividades distintas para cada día. Se hacen más largas si no tomas el mes completo y las partes en dos o tres períodos. Y si puedes no permanezcas todo el tiempo en el mismo lugar, pasa unos días en la costa y otros en el interior. Viaja por lugares que no conoces, todo será nuevo, te llamará más la atención y vivirás más momentos. No olvides que el tiempo, el verdadero, es subjetivo y que de ti depende en gran medida. Puedes gastarlo haciendo pasatiempos o puedes aprovecharlo, llenarlo, vivirlo y dilatarlo —los místicos llegan en sus éxtasis a detenerlo-.
Mis circunstancias, Benito Peral, Yo Dona
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